Apuntes sobre la música popular en la región San Martín durante las décadas de 1940 y 1950.

Por PERCY FLORES NAVARRO

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Banda de músicos de Moyobamba en presentación de los socios deportivos de los clubes Unión y Progreso. Revista Variedades (Lima) 1914

Existen diversos registros fotográficos en álbumes familiares de principios del siglo XX, donde se muestran a las primeras orquestas musicales sanmartinenses (nominadas así detrás de las fotografías). Estas agrupaciones estaban constituidas por instrumentos musicales cordófonos, como mandolinas, guitarras, violines, bandurrias, y como instrumento líder, un acordeón o concertina que, hizo su aparición en la selva con las familias europeas que migraron durante la época de la explotación del caucho, a finales del siglo XIX (Salazar, 1986). Estos conjuntos también poseían instrumentos musicales membranófonos, como por ejemplo, el cajón o un conjunto de tambores conocidos en aquel entonces como Jazzband (batería acústica de tres piezas: bombo, tarola y platillo suspendido).

Este tipo de ensamble ha estado siempre ligado a las estudiantinas que, de acuerdo a los tiempos y las culturas donde estas arribaban o se formaban, adaptaban más instrumentos como maracas, armónicas, o también, las retiraban. Es necesario aclarar que, estos ensambles u orquestas eran la réplica de una estudiantina reducida en número de ejecutantes (entre seis u ocho ejecutantes).
Por otro lado, el repertorio también se había alterado, es decir, ejecutaban géneros musicales re-elaborados para un ambiente festivo, por ello, los boleros, valses, pasillos, etc, eran indispensables en las celebraciones.

Ahora bien, estas agrupaciones musicales tenían presencia a lo largo del territorio sanmartinense, principalmente en ciudades con mayor desarrollo de espacios urbanos como Rioja, Moyobamba, Tarapoto, Lamas, etc. Por ello, estos prestaban sus servicios para amenizar matrimonios, cumpleaños y demás reuniones sociales en clubes departamentales y casas de los contratantes, de preferencia a las familias acomodadas de la ciudad (Flores, 2021).

La Orquesta Musical Riojana de Teobaldo López Chumbe. Rioja, 1926 Archivo fotografico de Mercedes Reátegui del ÁguilaPor otro lado, estaban los cuartetos o tríos de músicos salidos de estas orquestas que, después se conocerían como ¨serenateros¨, según el ex alcalde tarapotino Yashimura Montenegro. Estos amenizaban las fiestas más populares de los barrios alejados. Es decir, no prestaban sus servicios a las familias acomodadas de la ciudad, y por el contrario, brindaban conciertos en determinados espacios donde la auto-gestión era indispensable para generar ganancias cada fin de semana.
Estos músicos aprendían las canciones directamente desde los discos y las vitrolas que poseían. También, las películas del momento traían las nuevas tendencias musicales del extranjero, y estos músicos asistían a las funciones de los cines itinerantes que llegaban a las ciudades con motivos de aniversarios o fiestas patronales, junto a las caravanas de diversos comerciantes de todo el país, según el periodista tarapotino Paco Rivero.

Para mediados de la década del cuarenta, la mayoría de las casas en las ciudades sanmartinenses eran de tapial, con paredes altas y anchas, con pisos de tierra apisonados, con techos de tejas y terrados hechos de cañabravas y barro, presumiblemente, para aminorar el calor, pero en esencia, un almacén. Es en el salón principal o sala, que se daban los conciertos, dado que, este espacio brindaba cierta expansión acústica a los instrumentos musicales. Lógicamente, existen también ciertas excepciones, por ejemplo, algunas casas más alejadas del centro de la ciudad tenían una huerta donde las familias criaban animales o sembraban ciertas plantas para uso propio. Allí también se desarrollaban las fiestas, pero solo durante el día, dado que la energía eléctrica aún no llegaba a la ciudad en su totalidad, excepto los motores petroleros de capacidad limitada que funcionaban para alumbrar las Plazas de Armas de cada ciudad.

El ciudadano Manuel Navarro Pérez, nacido en Tarapoto en el año de 1920, recuerda una de estas fiestas:

‘‘(…) La casa de don Darío Vigíl quedaba justo en la esquina del jirón Progreso (Tarapoto). La entrada a la fiesta estaba a cinco soles, y adentro, vendían todo tipo de tragos: chicha fermentada a un sol el vaso y el misquichado a dos soles. (…) el conjunto era de tres músicos: acordeonista, guitarrista y un jazzbanista. Ellos tocaban todo tipo de música bailable hasta la medianoche. (…) Uno tenía que ir con su lámpara para volver de noche. (…)’’

Hasta este punto, se evidencian y confirman dos tipos de agrupaciones musicales que prestaban sus servicios en las ciudades durante la década del cuarenta. Uno de ellos, conocido como Orquesta musical más extenso en ejecutantes y para determinada clase social, y el otro, reducido a trío o cuarteto que desarrollaba fiestas populares en los barrios más alejados del centro de las ciudades, conocidos como Serenateros. Manuel Navarro Pérez, agrega:

‘‘(…) No venía gente de plata, porque ellos paraban más por el centro, por eso se les decía ‘los de la plaza’. (…) en estas fiestas, la mayoría éramos jóvenes agricultores, constructores, y vendedores que traían productos de la chacra.’’

Por otro lado, cuando la energía eléctrica llegó a Tarapoto, empezaron a aparecer las tiendas que vendían los primeros artefactos que funcionaban a batería eléctrica o en consecuencia, a energía eléctrica. Así, las celebraciones se empezaron a brindar en los espacios abiertos, como calles, huertas, cines o clubes departamentales, recientemente inaugurados. Así, los organizadores de estas reuniones sociales se agenciaban de linternas y lámparas, equipos de sonido, etc, para que la fiesta se extienda hasta altas horas de la noche. Incluso, las vitrolas tuvieron un papel importante en la continuación de las fiestas.

Para mediados de la década del cincuenta, la energía eléctrica aún se repartía de manera austera en los hogares, y por ello, algunas familias tuvieron que modificar algunas construcciones, empezando por la altura del terrado, para que así, la bombilla, pueda alumbrar el salón completo. Además, es necesario aclarar que las familias que migraban desde otras regiones del país a través de los primeros aeropuertos en las ciudades de Lamas, Juanjuí y Tarapoto mismo, ya empezaban a moldear sus propiedades de acuerdo a su cultura y así, impactar en el paisaje arquitectónico de la ciudad.

El músico tarapotino Marcos Macedo Pinedo, hace su aparición junto al trío de su primo Roberto Flores. Este trío se conformaba por guitarra acústica, maracas y jazzband o batería acústica. Posteriormente, cuando Macedo aprende a tocar la guitarra y la mandolina, incluye también un banjo, con la finalidad de brindar otra sonoridad a las canciones que ejecutaba.

Manuel Navarro Pérez, menciona además que, durante las fiestas patronales los conjuntos típicos llegaban desde los pueblos más recónditos de la región y hacían su aparición en las cabezonías de la ciudad. Estos conjuntos estaban conformados por instrumentos tradicionales andino-amazónicos, como tambores, bombo y pífano o quena. Muchos de estos músicos pertenecían a ciertas comunidades nativas, como también, habían músicos mestizos de la ciudad de Lamas que, sin duda habían aprendido este tipo de música en las comunidades nativas vecinas. Así, amenizaban las celebraciones patronales de las diversas ciudades desde el atardecer hasta las últimas horas de la noche.

Ya para finales de la década del cincuenta, los primeros conjuntos de música tropical empezaron a aparecer y tocar en las fiestas de carnavales, y posteriormente en la primera emisora de radio de la ciudad (Radio Tropical, inaugurada en Tarapoto en 1961) que, además, contaba con un auditorio moderno, replicando el ambiente de las radios capitalinas de la época. Estos conjuntos de música tropical estaban conformados por un ensamble de instrumentos de vientos de madera y metal, percusiones como congas y batería acústica. Además, la figura del cantante se hace notar, debido a la fiebre de nuevos géneros musicales que venían del caribe (cha-cha-cha, mambo, cumbia, etc). El cantante no solo tendría aquel rol, sino, también el de animador que hacía bailar a las parejas en el salón de baile. Es importante visibilizar, el apogeo del mambo en Lima durante esta década y su impacto en las demás ciudades del país a través de las transmisiones en vivo por radio de los concursos de bailes y las visitas de artistas caribeños al país.

Cuando aparecen estos conjuntos de música tropical, las orquestas y serenateros empiezan a incluirse como músicos de las nuevas agrupaciones, dado que la tendencia de las fiestas en la ciudad ya estaba presentando cambios. Además, las ciudades se estaban volviendo cada vez más cosmopolitas, debido a las migraciones constantes a través de los aeropuertos, por ello, la música debía responder también a estas demandas. Así, poco a poco, las orquestas musicales y los serenateros fueron desapareciendo o solo tocando en las fiestas de cumpleaños de los padres o abuelos de cada familia, como una forma de rememorar sus épocas pasadas.

Finalmente, no es hasta finales de la década del sesenta, que estos conjuntos (Cubanacan Jazz, La Continental Ritmo, etc) empiezan a desaparecer y dar paso a las primeras agrupaciones de cumbia amazónica (Los Tigres, Grupo 2000, Los Escorpiones, etc) que, eran producto del Rock and Roll californiano y las músicas caribeñas. Además, es importante aclarar que las primeras guitarras eléctricas hicieron su aparición a mediados de la década de 1960, y las primeras agrupaciones en usarlas fueron Luna y sus Estrellas de Lamas, The Star Boys de Tarapoto, Johnny and Coco de Lamas, entre otras.

Estas agrupaciones empezaron a tocar en distintos locales que poco a poco, empezaban a construir tarimas de concreto como escenario (Club Deportivo Huracán, Asociación de Camaleros, etc). Para entonces, más casas estaban siendo construidas con otros materiales y la carretera longitudinal de la selva daba la bienvenida a una multitudinaria migración de las regiones de Cajamarca y Amazonas. Esta generaría un proceso de transculturización en la agricultura, en el paisaje arquitectónico, la música, y otros.

Bibliografía:

Flores Navarro, P. (2021) El Surf selvático[Consultado el 28 de octubre de 2021: https://centrodelsonido.pe/articulos/el-surf-selvatico/]

Flores Navarro, P. (2020) Marcospión y sus 70 años de vida musical en Tarapoto[Consultado el 26 de octubre de 2021: https://www.lupuna.org/2020/08/marcospion-y-sus-70-anos-de-vida.html]

Salazar Orsi, L. (1990) Apuntes para el estudio de algunos temas clásicos de la música popular amazónica. CETA Vol XIII.

Anexo:

Entrevista al ciudadano Manuel Navarro Pérez
Agosto de 2021, Tarapoto.

Sobre el autor:

Percy Aleksander Flores Navarro (Tarapoto, 10/10/1995). Realizó sus estudios superiores en la Especialidad de Composición Musical de la Escuela de Música de la Facultad de Artes Escénicas de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Realizó labores de investigación en el proyecto de Actualización del Archivo de Música Tradicional y Popular del Perú del Instituto de Etnomusicología PUCP. Ha editado y publicado La música de los Kechwas lamistas, La colección de Marcospión y Travesía consumada, bajo el sello de Trazos. Actualmente es director y guitarrista del Grupo 2000 de Tarapoto.