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CORAZÓN DE LA SELVA

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Andrés Vargas Pinedo es un importante compositor de música popular amazónica de Perú. Es invidente, y se ha destacado como intérprete de la quena y el violín. Nació en la ciudad de Yurimaguas. A lo largo de su trayectoria ha formado e integrado diversos conjuntos de música popular, como Corazón de la Selva, Los Pihuichos de la Selva, y Mensajeros de la Selva.

Nació un 23 de setiembre de 1943 en Yurimaguas, Alto Amazonas, Loreto. Quedó invidente a los tres días de nacido debido a una negligencia médica. Aprendió a tocar la quena a los 9 años, y creció escuchando a Roldán Pinedo, Ángel Carbajal y Juan Eleazer Huanchi “El Yacuruna”, músicos tradicionales que amenizaban las fiestas del pueblo. Con 20 años se mudó a Iquitos y allí formó su primer conjunto musical. La difusión a través de la radio cumplía un rol importante para el impulso de un artista, pasó por “Cantares Amazónicos” de Radio Amazonas, que dirigía Tito Rodríguez Linares “El Shicshi” y por “Cantares de la Selva” en Radio Loreto, que dirigía Raúl Llerena Vásquez (Ranil) y Alejandro Vásquez Pérez. Así fue que su música llegó a un público mayor, incluido los oídos del alcalde, quien los contrató para realizar presentaciones en diversas plazas de la ciudad. Fue entonces que el conjunto consiguió gran aceptación y decidieron probar suerte en Lima. Para entonces ya se llamaban Corazón de la selva, y el grupo lo integraba Andrés Vargas (quena y composición), Horacio Fernández (guitarra), Alberto del Castillo (charango), Horacio Fernández Reátegui (maracas), Roberto Alaba Meléndez (bombo), Gilberto Villacrés Reátegui (primer redoblante), Esteban de la Cruz (segundo redoblante), Palmira y Francisca Camasca Tihuay (primera y segunda voz respectivamente).

Don Andrés sostiene que el nombre Corazón de la selva lo puso Elíseo Reátegui, destacado compositor y líder de Los Solteritos, quien los bautizó así durante la animación de una de sus presentaciones. Por su parte, Víctor del Águila, el notable violinista del segundo álbum del conjunto, sugiere que el nombre lo puso don Manuel Horacio Fernández, quien cierto día, luego de ir en busca de leña, se topó con un tronco de huacapurana, que al primer hachazo hizo brotar un líquido similar a la sangre, y de allí surgió la idea para el nombre del conjunto.

Lo cierto es que Corazón de la selva inició una vertiginosa carrera musical. Gracias al promotor Delfín Linares llegaron a Lima para una presentación en Radio Agricultura, que llegó a oídos de Polidoro García, director de El Virrey, quien les ofreció publicar un disco. A los pocos días estaban grabando su primer álbum, usando el Cine Coloso, en La Victoria, como estudio de grabación. César Zárate, del conjunto andino Los Pacharacos, los apoyó en el violín. En abril de 1966 salió a la venta el LP “Corazón de la selva”, que la disquera presentó como “la síntesis de nuestra selva amazónica” y que incluía doce canciones compuestas por Vargas Pinedo, muchas con una gran influencia de la música andina y de la costa, y otras que parten del sonido tradicional amazónico como “Alegría de la selva”, inspirada en el trinar de un pájaro flautero, en ritmo de movido, “Uchpagallo”, en ritmo de sitaracuy, inspirada en una melodía tradicional, o “Punchacacho tutacacho”, en ritmo de changanacuy, que ya son clásicos de la música selvática.
Tras un año de exitosas giras y conciertos por toda la región amazónica, el conjunto entró a grabar su segundo álbum un 3 de octubre de 1968. El mismo día que el general Juan Velasco Alvarado daba un golpe de Estado, deponiendo al presidente Fernando Belaunde Terry, marcando así el fin de un estado oligarca que había dominado al Perú y dando inicio al Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas, que trajo consigo una serie de reformas históricamente pendientes en favor de las grandes mayorías. La política cultural velasquista nacionalista, a través de una serie de decretos de difusión radial, contribuyó en buena medida a la promoción de la música popular autóctona.

“Picaflor Loretano”, el nuevo álbum del Conjunto típico Corazón de la selva se grabó en Iquitos, en el auditorio de Radio Atlántida, con la supervisión de Fredy Centti (director del conjunto Los Pacharacos y responsable del área de folklore de El Virrey) y Raúl Delmar (productor y director artístico de El Virrey). Para este segundo álbum el conjunto estaba integrado por Andrés Vargas Pinedo (quena), Manuel Horacio Fernández (guitarra), Victor del Águila (violín), Gilberto Villacrés (primer redoblante), Esteban de la Cruz (segundo redoblante), Roberto Alaba Meléndez (bombo), Neptalí Angulo (cabaquiña), Fernando Fernández Reátegui (wiro) y Palmira Camasca (voz). Francisca ya no formaba parte del conjunto, aunque apoyó en voces para la grabación. Ese mismo día también en las instalaciones de Radio Atlántida, Eliseo Reátegui y Los Solteritos hacían su segunda grabación “El amanecer de Los Solteritos” para El Virrey.
“Picaflor Loretano” se grabó con algunas dificultades técnicas por lo que el sonido no alcanzó el brillo del álbum debut. Sin embargo, aquí se recogieron canciones emblemáticas de Vargas Pinedo como “Bailando en la selva” o la que da título al álbum, en ritmo de movido. Al año siguiente, Andrés Vargas decidió realizar un viaje a Lima, tenía como motivo el cobro de sus regalías autorales y el ofrecimiento de unas presentaciones para un elenco de danza tradicional, pero principalmente el deseo de continuar sus estudios en el Instituto Nacional del Ciego. Para 1971 se había instalado definitivamente en Lima junto con Juanita Pérez, La Chamita, su compañera desde 1963. Entonces se alejó de la agrupación, quienes siguieron tocando con otro quenista por un tiempo más, para luego disolverse